Desde 1952, trabajamos para liberar a los niños de la pobreza en el nombre de Jesús. Estamos en 27 países acompañando a iglesias cristianas en zonas vulnerables para brindar atención espiritual, económica, social y física a más de dos millones de bebés, niños y jóvenes en situación de pobreza.
Nuestro programa es Cristo céntrico, Jesús define todo lo que hacemos. Él es el motivo de nuestras acciones y es quien da poder a nuestro programa. Servimos a los niños en pobreza, obedeciendo al llamado de Dios de cuidar de los más vulnerables.
Nuestro foco está en los niños y jóvenes con el objetivo de que sean conocidos, amados y protegidos. Respondemos a las necesidades espirituales, físicas, económicas y sociales de la niñez en condiciones de vulnerabilidad.
Nuestro trabajo es impulsado por la iglesia local. Nos aliamos con iglesias cristianas que conocen de primera mano las necesidades de su comunidad y trabajan diligentemente para llevar esperanza y reflejar un evangelio integral en su contexto.